INFORMACIÓN
Título original
Little Women
Good Wives
Autora
Louisa May Alcott
Años
1868 - 1869
Editorial
Molino
Páginas
488
"Margaret o Meg, según su diminutivo familiar, tenía dieciséis años y era la mayor de las cuatro. Era bonita, un poco rellenita, de cutis sonrosado y ojos grandes. Jo, de quince años, tenía boca de expresión resuelta, nariz un tanto respingona, penetrantes ojos grises que parecían verlo todo y que unas veces tenían expresión de enojo, otras de alegría y otras se tornaban graves y pensativos. En cuanto a Elizabeth o Beth, era una niña de trece años, de carita rosácea, pelo lacio y ojos claros, tímida en sus maneras y en el hablar, que parecía vivir en un mundo feliz del que solamente salía para reunirse con las pocas personas a quienes brindaba su cariño y respeto. Amy, la más joven, era, según su propia opinión, una personita importante. Una doncella de ojos azules y cabello dorado que le caía formando bucles sobre los hombros".
VALORACIÓN
Éste es el libro que me acabo de leer. Sí, ahora. AÚN.
Sabía que Mujercitas era un clásico de la literatura juvenil pero lo cierto es que no pensé que fuese tan amado. Me sorprendió mucho que, al comentar a mis amigas mi nueva adquisición, la mayoría me respondiesen automáticamente "Yo ya me lo había leído y nunca pude olvidar a Jo". Como decía, sé que es un clásico pero me he leído muchos clásicos antes y ninguno recibió una acogida tan "pfff, ¿aún te lo lees ahora?". ¡Incluso mi amiga que menos lee, la que deja a la mitad cada papel - con - letras que se encuentra se lo sabía de memoria!
Pues sí, yo he tardado la vida entera y es que lo cierto es que nunca me ha llamado mucho este título. A pesar de que adoro profundamente la literatura del siglo XIX y procuro pasar por cada título mil veces mencionado, Mujercitas siempre se me había antojado ñoño y estéril. Y, efectivamente, lo es.
A ver, vamos a poner las cosas claras. Es un hermoso libro, sí, y sus páginas contienen muchas lecciones útiles para la vida, sobre todo teniendo en cuenta que se dirige a un público juvenil. Pero el modo en que se dan esas lecciones es lo que me "tira para atrás".
Espero no estar ofendiendo a nadie con esto pero tengo que decir que soy la persona más atea del mundo y las palabras del tipo "piedad", "sumisión", "Él", "amor celestial" y demás siempre se me han antojado un poco creepy. En literatura puedo soportar determinadas alusiones a la religión o que algún personaje sea creyente, pero cuando el tema adquiere una importancia primordial, reconozco que siento demasiada pereza y no consigo conectar (razón por la cual abandoné Las crónicas de Narnia con la sensación de estar saliendo de una secta).
Este ha sido mi problema. Disfrutaba mucho de las escenas dulces y caseras, con las niñas escribiendo o jugando hasta que una inocente travesura traía consigo su correspondiente "sólo disfrutarás de la dicha del hogar si eres trabajadora y buena porque si no LO PERDERÁS TODO Y TU LORO MORIRÁ DE HAMBRE, ¡JA!". Y, así todo el tiempo. De modo que ¿cómo sentirte a gusto en un escenario acogedor si sabes que su única intención es darte con ello algún tipo de lección en cualquier momento? Incluso el suceso más trágico (que ocurre en Aquellas mujercitas y que conocéis de sobra los que los habéis leído) me resulta estéril porque se cubre de un halo de lección y sumisión divina. Que sí, que esta es la intención de su autora y nadie niega que la mujer lo ha hecho bien... pero no es lo mío. No me apetece salir de un libro con la sensación de haber recibido un sermón ni formar parte de una familia de personajes tan polvorienta. Me ha parecido precioso en su contexto y certero en sus intenciones, creo que es un buen libro y que cuenta con momentos memorables, pero me ha resultado más como un documento hermoso y fiel de su época que como un hogar en el que podría introducirme. Le falta atemporalidad, que es uno de los requisitos indispensables para entrar en la estantería de mis favoritos.
Por supuesto mi personaje favorito ha sido Jo March, un soplo de aire fresco para la literatura y un fragmento del espíritu rebelde de Louisa May, pero tampoco me ha tocado el corazón como se lo ha tocado a la mayoría de la gente. Aunque adoro su carácter independiente y salvaje, durante todo el libro he tenido la sensación de que, si bien la autora se esforzaba por hacerla especial, también la castigaba constantemente por ello. Si la hubiesen castigado los otros personajes me habría parecido mejor, pero no, mi impresión ha sido que quien la castiga por su falta de sumisión es la propia autora, hasta que al final del segundo libro decide "enmendarse". En fin, supongo que mis intrincados pensamientos sobre la relación amor - odio que Louisa tiene con Jo, su probable alter ego, daría pie a largas disertaciones, así que me conformaré con dejarlo en un: yo te amo, Jo, y no me cambies.
Dos postdatas:
La primera, Laurie me cae fatal.
La segunda, los que tengáis en mente comprar Mujercitas y os hayáis fijado en mi edición, os aconsejaría que os lo pensaseis bien. No es una mala edición pero en un golpe de vista parece mejor de lo que es. Para empezar sus páginas no tienen nada de especial, en su descripción escriben como título original de Aquellas Mujercitas, Those Little Women (cuando, en realidad, es Good wives) y el cuadro de portada (Home Sweet Home de George Dunlop Leslie) conquista en un primer golpe de vista pero, si lo analizas detenidamente, podrás darte cuenta de que en realidad es un verdadero horror.
ADAPTACIONES
Mujercitas de Mervyn LeRoy. 1949
Janet Leigh como Meg March
June Allyson como Jo March
Liz Taylor como Amy March
Margaret O' Brien como Beth March
Peter Lawford como Laurie Laurence
Mujercitas de Gillian Armstrong. 1994.
Trini Alvarado como Meg March
Winona Ryder como Jo March
Kirsten Dunst como Amy March
Claire Danes como Beth March
Christian Bale como Laurie Laurence. Ñam.
Na na na na na na na na na Na na na na na na na na ¡Laurie!
IMÁGENES
Luisa May Alcott. Guapa, guapa... no es. Pero eso no le da derecho a llamar fea a la pobre, pobre Jo.
(Hace falta ser zorra)
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